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lunes, 23 de febrero de 2015

Filosofía





Filosofía: La filosofía (del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία, «amor por la sabiduría») es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.


La filosofía es parte de la cultura general. En concreto, la filosofía es el momento  de  máxima  conciencia de esa cultura.

El mundo objetivo esta fuerte de nuestro alcance. No lo podemos conocer. Todo cuando vemos, oímos, palpamos o saboreamos lo perciben nuestros sentidos mediado por el lenguaje. El hombre esta condenado a conocer la realidad no directamente sino a través de ese rodeo que son las palabras que lo interpretan. Todas las personas sin excepción poseen por fuerza de una interpretación del mundo. El filósofo, por su parte, es un individuo que busca el saber por el saber mismo, sin un fin pragmático. Se mueve por la curiosidad e indaga acerca de los últimos fundamentos de la realidad. Más allá del desarrollo de la filosofía como disciplina, el acto de filosofar es intrínseco a la condición humada. No es un saber concreto, sino una actitud natural del hombre en relación al universo y a su propio ser. Al igual que la religión, la filosofía se centra en las cuestiones últimas de la existencia humana.
En cambio, a diferencia de la religión, no se basa en una revelación divida o en la fe, sino que lo hace en la razón. De esta forma, la filosofía puede ser definida como el "Análisis relacional del sentido de la existencia humana" tanto individual como colectiva. fundado en la  compresión del ser. Pese a ciertas semejanzas con la ciencia, la filosofía  se distancia de esta ya que muchas de sus preguntas no pueden ser respondidas mediante el empirismo experimental. En la Antigua Gracia es donde ya por primera vez surgió la citada filosofía.


Concretamente la misma apareció a principios del siglo VI a. C en la parte Jonia, que se encuentra situada en Asia. Un momento y un lugar que, sin duda alguna, marcaron a esta rama del saber pues allí tuvieron lugar algunos acontecimientos fundamentales en la misma. En concreto, entre esos puntos cúlmenes que hay que subrayar que nos encontraríamos con el establecimiento de cuatro periodos como serían la filosofía presocrática, los sofistas, la ática y la post-aristotélica. 
Etapas todas ellas donde tomarán protagonismo grandes pensadores que actualmente siguen estudiándose y que se han convertido en pilares básicos de la historia de la filosofía. Este sería, por ejemplo, el caso de Platón, quien fue seguidor de las ideas y de las formas.



¿Que es Filosofar?


Una actividad específica de la Filosofía es el pensar, y este término se perfila con otro verbo: “conocer”. El conocer es un principio propio de la ciencia y consiste en la aprehensión intelectual del objeto. El pensar, por el contrario, implica permanecer en las meditaciones, implica la atención al proceso. El filosofar, en este sentido, no tiene objeto, cuando se propone alguno, pensar en torno a él es la llamada reflexión. El pensar interfiere en esa actividad, introduce una cuña, contempla lo que hacen los demás y cómo lo hacen. La labor filosófica no tiene nada propio en que aplicarse. Por eso el pensar no se confunde tampoco con el obrar, si por ello entendemos la transformación de lo real material. El filósofo no transforma nada, excepto sus propios pensamientos. En una sociedad en la que todo el mundo cree intervenir en la realidad: políticos, científicos, periodistas, etc, incluso en una dimensión fundamental de la realidad, el filosofar no interviene en la realidad. El filosofar es contemplativo de la misma manera que la ciencia es neutral. Los filósofos se limitan a interpretar la realidad.




Filosofar es una actividad sin supuestos. La mirada religiosa mira el mundo porque en él cree ver a Dios o la manifestación de cualquier otro poder distinto del humano. La mirada científica está mucho más hipotecada todavía que la religiosa, porque añade, a lo supuestos necesarios acerca de un objeto, los referidos a sus instrumentos. Frente a estas miradas, se halla la del filósofo, que sólo dispone de un ojo: el de la razón y la facultad de ver: pensar.El asombro es el origen de la Filosofía, la reacción más limpia de prejuicios frente a algo radicalmente nuevo y desconocido. El filosofar toma esta reacción como punto de partida para proceder, porque pensar no sólo es registrar y el filósofo no se conforma con enterarse, desea entender. Y entender es rebajar el asombro sin que se altere nuestra capacidad de ver.


Hubo un tiempo en que la actividad filosófica y la científica fueron juntas de la mano, compartían el mismo propósito. Pero la ciencia fue devorada por sus propias respuestas, en el instante en que decide cauterizar el asombro se convierte en una máquina de fagocitar realidad. Sin embargo, a la filosofía no le importa que las cosas se le resistan, no le importa permanecer siempre en un asombro que se renueva perpetuamente. La filosofía quiere descubrir cuál es el mecanismo que rige la realidad, la llave que abre la inteligencia del mundo, pero no se desespera por no hallarla. Esto sólo demuestra que lo que da que pensar excede con mucho lo que somos capaces de pensar.
















La Filosofía y su vivencia.



La inquietud del hombre no es sólo observar la superficie de las cosas sino indagar sobre los problemas últimos y más íntimos, porque de esta indagación profunda, que apenas consigue respuestas, dependerá el resto de su existencia. 

Es difícil enseñar filosofía por ser una disciplina singular que presenta muchas dificultades; porque no se trata de brindar información ni de tener que aprenderlas de memoria, sino de sembrar una inquietud que despierte la necesidad de indagar, de buscar una respuesta; una provocación al misterio que genere la curiosidad necesaria al que nunca incursionó en este tema para que logre identificarse con la incógnita.






La filosofía como parte de la cultura general

La filosofía es parte de la cultura general. En concreto, la filosofía es el momento de máxima conciencia de esa cultura.
El mundo objetivo está fuera de nuestro alcance. No lo podemos conocer. Todo cuanto vemos, oímos, palpamos o saboreamos lo perciben nuestros sentidos mediado por el lenguaje. No existen las sensaciones puras porque éstas nos vienen ya interpretadas por las palabras que usamos para designarlas. Vemos aparecer la figura de una persona querida y nos decimos: “Ya ha venido mi amigo”. La amistad es una palabra cargada de significados que mutan de una sociedad a otra, de una época a otra. No se es amigo siempre de la misma manera. Nos comunican que ha fallecido un familiar y resuena en nuestro interior la palabra “muerte”, una voz que evoca un universo entero de sentido o de sinsentido experimentado de manera distinta en la Grecia clásica, en la Edad Media o en nuestra época. Sentimos la dureza heladora de una mañana de invierno y exclamamos: “¡Qué frío!”. Frío es una palabra que remite a una vivencia grata para algunos, dolorosa para otros muchos; pero incluso entre este último grupo, hay quien, como el asceta, busca ese dolor para dar firmeza a su carácter y quienes, como los deportistas de montaña o los exploradores de los polos, se entrenan voluntariamente en él para superar luego situaciones extremas.



El hombre está condenado a conocer la realidad no directamente sino a través de ese rodeo que son las palabras que lo interpretan. Todas las personas sin excepción poseen por fuerza una interpretación del mundo. Interpretar lingüísticamente es ya un quehacer genuinamente filosófico. En este sentido, todas las mujeres y todos los hombres del planeta son filósofos y no pueden dejar de serlo sin dimitir de su condición humana. La filosofía es un “universal antropológico”, lo que quiere decir que -como el amor, la mortalidad o el arte- encontraremos filosofía siempre que nos hallemos ante lo humano dotado de los rasgos que lo hacen identificable precisamente como humano.
Se adivina la importancia trascendental de educar ese lenguaje con el que nos comprendemos"
Del universalismo de la filosofía no se sigue, sin embargo, que todas las interpretaciones valgan lo mismo. Por supuesto, hay interpretaciones más contrastadas, reflexivas y decantadas que otras. El lenguaje de unos será más inteligente, refinado y articulado, el de otros más elemental, instintivo y vulgar. Se adivina la importancia trascendental de educar ese lenguaje con el que no sólo nos comunicamos unos con otros en el comercio con la sociedad sino también nos comprendemos y nos hablamos a nosotros mismos en el secreto de la soledad.


Y es entonces cuando interviene la filosofía en la segunda de las acepciones, más restrictiva que la primera: filosofía ahora no como esa interpretación del mundo muchas veces inconsciente y heredada adherida al lenguaje natural cuyo uso cotidiano compartimos con los demás miembros de la misma comunidad, sino como esa visión del mundo hiperconsciente y personal contenida en las obras literarias compuestas por unos escritores llamados filósofos. La filosofía en esta segunda forma y manifestación ya no es universal sino achaque de unos pocos

Quienes escriben estas obras constituyen una minoría social porque, de hecho, sólo un pequeño número de personas en cada época caen presos de una vocación literaria tan específica. Esta vocación implica, primero, una visio de la totalidad del mundo, donde los fragmentos de la experiencia común, aparentemente absurdos, se ensamblan en un cuadro general completado por la imaginación adquiriendo dentro de él una cierta razón de ser; y en segundo lugar, una missio que apremia por encerrar esa visión primera en un sistema ordenado de conceptos, literariamente expuesto.
Otras disciplinas se ocupan de regiones particulares de la realidad mientras que sólo la filosofía está llamada a hacerse cargo del todo de ella. Y eso tanto en su aspecto metafísico como en el pragmático. En el metafísico, la filosofía interroga sobre el “ser” general (aquello que hace inteligible al mundo y a los entes particulares que lo componen). En el pragmático, no se preocupa tanto de lo que es –el cometido de las ciencias- como de lo que debe-ser y propone un ideal prescriptivo: de conocimiento, de verdad, de justicia, de belleza, en suma, un ideal de lo humano. Podríamos decir, en conclusión, que la filosofía es una actividad intelectual esencialmente no-positivista y no-especializada, aunque, por supuesto, no desdeña los resultados de la ciencia positiva y especializada cuando le convenga a sus fines propios.



Lo único verdaderamente importante es la filosofía. Porque el dinero satisface los deseos humanos pero es la filosofía la que los moldea"
El tempo de la filosofía es geológico, al margen de los ritmos supersónicos de la actualidad política, empresarial, social y periodística. Pero es que alguien debe ocuparse también del largo y larguísimo plazo, más allá del balance económico anual o de los cuatro años de una legislatura. Ese lenguaje que usamos para comunicarnos y para hablar con nosotros mismos está hecho de palabras que tomamos en préstamo de la sociedad: aunque forman parte de nuestra identidad más íntima, no las hemos inventado nosotros sino personas del pasado, creadoras de palabras o creadoras de nuevos significados para palabras ya existentes: libertad, dignidad, felicidad, amor, bondad, belleza. Luego esos creadores –de los tres, cuatro, cinco últimos siglos- se nos deslizan sigilosamente en el interior de nuestra mente y con el diccionario que nos prestan nos ayudan a interpretar y a pensar el mundo de hoy.


Y, ¿quién creará el diccionario de las palabras que tomarán en préstamo las generaciones futuras? Los actuales fundadores del lenguaje: novelistas, poetas, dramaturgos y, con especial conciencia, los filósofos. Auténtico escritor es, al final, quien logra hacerse dueño de un glosario propio y de un puñado de metáforas eficaces. El filósofo de hoy suministra el vocabulario y la semántica que servirán para construir las interpretaciones del futuro. En su mano está moldear la visión del ser y el ideal moral de las generaciones venideras a fin de que su vida sea mejor y más propicia a la convivencia. ¿Cabe imaginar una responsabilidad superior a ésta?

Cuando a veces me preguntan para qué sirve la filosofía, como si su mismo estatus estuviera cuestionado por los apremios de esa clase de necesidades serias que satisface el dinero, suelo responder invirtiendo los términos. Lo único verdaderamente importante es la filosofía. Porque el dinero satisface los deseos humanos pero es la filosofía la que los moldea.






Entre los filósofos mas famosos podemos mencionar a: 

1. Aristóteles: 
Que fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia, cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales sólo se han visto 31) sobre una enorme variedad de temas, incluyendo: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología. Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que tocó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto.

Ente muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontanea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motos móvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas. Aristóteles fue discípulo de Plantón y de otros pensadores en el que se puede mencionar también a Eudoxo. Durante veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia. En la ultima etapa de su vida fundó el Liceo de Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.

2. Tales de Mileto: Fue una filosofo y científico griego. Nació y murió en Mileto, polis griega de la costa Jonia (Turquía). Fue el iniciador de la escuela filosófica milesia a la que pertenecieron también  Anaximandro (su discípulo) y Anaxímenes (discipulo del anterior). En la antigüedad se le consideraba uno de los "Siete Sabios de Grecia". No se conserva ningún fragmento suyo y  es probable que no dejara ningún escrito a su muerte. Se le atribuyen desde el siglo V a.C. importantes aportaciones en el terreno de la filosofía, de las matemáticas, astronomía, física, etc. Así como un activo papel como legislador en su cuidad natal.

Tales de Mileto es a menudo considerado como el iniciador de la especulación científica y filosófica griega y occidental, aunque su figura y aportaciones están rodeadas de grandes incertidumbres. Se suele aceptar que Tales comenzó a usar el pensamiento deductivo aplicado a la geometría, y se le atribuye la enunciación de dos teoremas geométricos que llevan su nombre.

La filosofía de Tales de Mileto, no se conoce de primera mano, pues no ha sobrevivido ningún escrito de Tales (de hecho, ni siquiera es seguro que haya escrito algo). Las afirmaciones registradas que se le atribuyen probablemente hayan llegado a los transmisores por segunda mano o incluso por tradición oral; entre las ideas que se le atribuyen, no es posible establecer a ciencia cierta cuánto es realmente de lo que Tales dijo como tampoco si Tales se expresó en los mismos términos en que sus ideas se han transmitido. En cuanto a su filosofía, contamos con el importante aporte de Aristóteles, el cual, en su descripción, diferencia los dichos atribuibles con alguna certeza al mismo Tales ("Tales dijo que...") de los hechos dudosos ('"dicen que Tales dijo que...") y de sus propias opiniones ("quizá Tales quiso decir que..."). Aristóteles lo considera, en suracconto de las ideas metafísicas (Metafísica, libro A) como el primero que se dedicó a investigar las primeras causas y los primeros principios, señalándolo así como el primer filósofo y fundador de la filosofía natural. La explicación universal y racional que sostuvo Tales fue que el agua es origen de todas las cosas que existen, el elemento primero. Aristóteles, se refiere a esto en la metafísica: 
La mayoría de los primeros filósofos consideró que los principios de todas las cosas eran sólo, los que tienen aspecto material […] En cuanto al número y a la forma de tal principio, no todos dicen lo mismo, si no que Tales, el iniciador de este tipo de filosofía, afirma que es el agua, por lo que también declaró que la tierra esta sobre el agua. Concibió tal vez esta suposición por ver que el alimento de todas las cosas es húmedo y porque de lo húmedo nace del propio calor y por él vive. Y es que aquello de lo que nacen es el principio de todas las cosas. Por eso concibió tal suposición, además de porque las semillas de todas las cosas tienen naturaleza húmeda y el agua es el principio de la naturaleza para las cosas húmedas.
Platón: Fue un filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles.En 387 fundó la Academia, institución que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos años y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro.n. 4 Platón participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica,epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también plasmar en un Estado real su original teoría política, razón por la cual viajó dos veces a Siracusa, Sicilia, con intenciones de poner en práctica allí su proyecto, pero fracasó en ambas ocasiones y logró escapar penosamente y corriendo peligro su vida debido a las persecuciones que sufrió por parte de sus opositores.5
Su influencia como autor y sistematizador ha sido incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha dicho con frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos. Alfred North Whitehead llegó a comentar:
La caracterización general más segura de la tradición filosófica europea es que consiste en una serie de notas al pie a Platón.
Es posible que el pensamiento platónico tuviese una amplia gama de elementos teológicos o religiosos. Estos elementos podrían ser la base de sus planteamientos ontológicos, gnoseológicos, políticos y epistemológicos. Incluso, en el diálogo "Timeo" Platón presenta una teoría comogónica y religiosa.
Esta religión fue seguramente adoptada de Sócrates y debe tener relación con el juicio (debido a que en la exposición de motivos al castigo se encuentran el corromer a la juventud y la asebeia: traer nuevos dioses y negar los existentes). Probablemente contenía elementos monoteistas (presentes en la "Verdad" máxima o el  "Bien" máximo que se encuentra en sus teorías ontológicas y políticas) y órficos (debido a la reencarnación del alma.
Las teorías teológicas de Platón posiblemente eran esotéricas (secretas). Incluso en la Carta VII Platón afirma: 
«No hay ni habrá nunca una obra mía que trate estos temas [...] Cualquier persona seria se guardaría mucho de confiar por escrito cuestiones serias, exponiéndolas a la malevolencia de la gente» (341c).

Estos comentarios de Pláton hacen pensar que aquello que dejó en el escrino no es, para él, suficiente "serio". Según confesiones de Atistóteles en Sobre el bien, el estarigita no tenia acceso a estas doctrinas, a diferencia de Epeusipo y Jenócrates lo cual daría una idea porque Aristóteles no adoptó la Academia.

4. Aristoteles.
Fue un polímatafilósofológico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales sólo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de temas, incluyendo lógicametafísicafilosofía de la cienciaéticafilosofía políticaestéticaretóricafísicaastronomía y biología.Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que tocó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto.

Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de  categoría, sustancia,  actopotencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas.
Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores (como Eudoxo) durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.

5. Heraclito de Éfeso. 
Filósofo griego. Muy poco se sabe de la biografía de Heráclito de Éfeso, apodado el Oscuropor el carácter enigmático que revistió a menudo su estilo, como testimonia un buen número de los fragmentos conservados de sus enseñanzas. Las enseñanzas de Heráclito, según Diógenes Laercio, quedaron recogidas en una obra titulada De la naturaleza, que trataba del universo, la política y la teología -aunque probablemente esta subdivisión la introdujera una compilación alejandrina de los textos de Heráclito-, pero lo que ha llegado hasta nosotros de su doctrina se encuentra en forma fragmentaria y sus fuentes son citas, referencias y comentarios de otros autores. Algunos de estos fragmentos presentan, sin embargo, la apariencia de aforismos completos, lo cual apoya la idea de que su estilo de pensamiento fue oracular. Ello ha dado pie, incluso, a formular la hipótesis de que Heráclito no escribió, en realidad, ningún texto, sino que sus enseñanzas fueron exclusivamente orales, y que fueron sus discípulos los encargados de reunir lo esencial de ellas en forma de sentencias.


Sea como fuere, la oscuridad de Heráclito ha quedado caricaturizada en la leyenda acerca de su muerte: enfermo de hidropesía, preguntaba enigmáticamente a los médicos si podrían de la lluvia hacer sequía; como ellos no lo entendiesen, se enterró en estiércol en la suposición de que el calor de éste absorbería las humedades, con el resultado de que aceleró el fatal desenlace. De creer a Diógenes Laercio, la causa de la afección habría sido su retiro en el monte, donde se alimentaba de hierbas, movido por su misantropía.
El desprecio de Heráclito por el común de los mortales concordaría con sus orígenes, pues parece cierto que procedía de una antigua familia aristocrática, así como que sus ideas políticas fueron contrarias a la democracia de corte ateniense y formó, quizá, parte del reducido grupo, integrado por nobles principalmente, que simpatizaba con el rey persa Darío, a cuyos dominios pertenecía Éfeso por entonces, contra la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos. A estos últimos, en cualquier caso, no debió de apreciarlos en demasía, y Heráclito los colmó de improperios cuando expulsaron de la ciudad a su amigo Hermodoro.

6. Anaxímenes.
Fue un filósofo griego. Nació en Mileto. Fue discípulo de Tales y de Anaximandro, coincidiendo con él en que el principio de todas las cosas (y también el substrato que permanece invariable ante todos los cambios y el fin, o "telos" al que todo vuelve) es infinito; aunque, a diferencia del ápeiron de su mentor, nos habla de un elemento concreto: el aire. Esta sustancia, afirmaba, se transforma en las demás cosas a través de la rarefacción y la condensación. La rarefacción genera el fuego, mientras que la condensación el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; a partir de estas sustancias se crea el resto de las cosas. Podría explicarse el cambio de estado del aire mediante el flujo entre dos polos, lo frío y lo caliente; pero varios fragmentos nos muestran que Anaxímenes pensaba de forma inversa, y creía que lo caliente y lo frío eran consecuencia y no causa de la rarefacción y la condensación respectivamente.






6. Pitágoras.
Fue un filósofo y matemático griego considerado el primer matemático puro. Contribuyó de manera significativa en el avance de la matemática helénica, la geometríay la aritmética, derivadas particularmente de las relaciones numéricas, y aplicadas por ejemplo a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la música o a la astronomía. Es el fundador de la Hermandad Pitagórica, una sociedad que, si bien era de naturaleza predominantemente religiosa, se interesaba también en medicina, cosmología, filosofía, ética y política, entre otras disciplinas. El pitagorismo formuló principios que influyeron tanto en Platón como en Aristóteles y, de manera más general, en el posteriordesarrollo de la matemática y en la filosofía racional en Occidente.

No se ha conservado ningún escrito original de Pitágoras.
Su discípulos  -los pitagóricos- invariablemente justificaban sus doctrinas citando la autoridad del maestro de forma indiscriminada, por lo que resulta difícil distinguir entre los hallazgos de Pitágoras y los de sus seguidores. Se le atribuye a Pitágoras la teoría de la significación funcional de los números en el mundo objetivo y en la música; otros descubrimientos, como la       inconmensurabilidad del lado y la diagonal del cuadrado o el teorema de Pitágoras para los triángulos rectángulos, fueron probablemente desarrollados por la escuela pitagórica.
La filosofía de Pitágoras guarda estrecha relación con la Escuela jónica, en cuanto a que busca resolver por medio de un principio primordial el origen y la constitución del universo visto como un todo. Pero al igual que Anaximandro, abandona la hipótesis de Tales Anaxímenes, suplantando el terreno de lo físico por el de la metafísica.
El sistema filosófico post-aristotélico suele atribuirle a Pitágoras (o los pitagóricos) la adopción del monismo, principios incorpóreos de los que surgen primero «el número», después «el plano» y las «figuras sólidas» y finalmente los «cuerpos del mundo sensible».8 Esta es la tradición que se encuentra por ejemplo en Sexto Empírico (siglo II d.C.) o en Aecio. Aristóteles deja en claro, sin embargo, que este era el sistema pitagórico que Platón había desarrollado, y que el principio de la «díada indefinida» pertenece a Platón.
En lo que tanto Platón como Heródoto llaman: «el modo de vida de los pitagóricos», Pitágoras es visto como el formador de un grupo selecto y privado, que abraza ideas religiosas, cuestiones éticas y gérmenes de ideas científicas. Las evidencias más tempranas dejan claro que, sobre todas las cosas, Pitágoras tuvo éxito promulgando una nueva y optimista mirada sobre el destino del alma después de la muerte y un modo de vida atractiva por su rigor y disciplina que le valió numerosos seguidores. Dicearco (siglo IV a.C.) confirma enfáticamente la evidencia a favor de un pensamiento cercano a la metempsicosis o a la reencarnación, según el cual las almas humanas renacían en otros cuerpos después de la muerte, en primer lugar al señalar las dificultades de determinar con exactitud el pensamiento de Pitágoras, y después al aseverar que la más reconocida de sus doctrinas era "que el alma es inmortal y que transmigra en otros animales".
La observación de múltiples relaciones numéricas o analogías al número en los fenómenos del universo, eran la convicción de que en los números y en sus relaciones «armoniosas» los pitagóricos encontrarían los principios absolutamente certeros del conocimiento. Aristóteles enuncia la máxima fundamental de los pitagóricos de varias maneras, como por ejemplo: «los números son cosas en sí».
«Pitágoras más que nadie parece haber honrado y avanzado en el estudio de los números, arrebatándoles su uso a los mercaderes y equiparando todas las cosas a los números» (Jenócrates).
Para los pitagóricos, el elemento fuego era el más dignificado e importante, era el principio vivificador del universo. Ocupaba la posición más honorable del universo -el extremo. Alrededor de este fuego central llevaban a cabo su danza circular los cuerpos celestes, la esfera de las estrellas fijas y (en orden) el Sol, la Luna, la Tierra y la Antitierra -el «complemento» de la Tierra.
La idea pitagórica del 'cosmos' fue desarrollada en una dirección más científica y matemática por sus sucesores en la tradición pitagórica: Filolao y Arquitas.



Importancia de la Filosofía en la Actualidad

La importancia de la Filosofía es realmente grande en nuestro mundo actual; pero también es preciso decir que la Filosofía siempre ha sido importante; es decir, que en todas las épocas y civilizaciones ha sido importante debido a que la misma busca el camino del conocimiento y de la sabiduría; aún así podríamos decir que la misma ha adquirido un mayor valor en la actualidad por varias razones, como por ejemplo; la importancia de entender que la destrucción del planeta es posible y que entonces debemos reflexionar para intentar transformar esta realidad. El término deriva del griego y significa “amor por la sabiduría”, siendo Atenas una de las primeras ciudades en practicar la Filosofía, y través del tiempo han sido muchas y muchos los que han aportado al maravilloso mundo del saber desde que Sócrates comenzara por allá en los años 400 antes de nuestra era. Se debe considerar importante la filosofía porque ella es el ser humano en si mismo, el ser en búsqueda del conocimiento que es lo que verdaderamente nos hace libres, porque de lo contrario seríamos esclavos del pensamiento como sucede en muchas sociedades donde es manipulado el pueblo gracias al poder de los medios de comunicación utilizado por los poderosos como medio para alcanzar sus fines de mantener a las mayorías en la ignorancia suprema. Es importante porque el pueblo es filósofo, la sociedad es filósofa, la mujer, el hombre son filósofos, los músicos, los artesanos, los obreros, los trabajadores y hasta los indígenas son filósofos; porque a todas y todos nos gusta buscar el conocimiento. 

            Partiendo de que la filosofía es el amor por la sabiduría diríamos entonces que esta definición clásica la convierte en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad. La importancia y utilidad de la Filosofía es una verdad práctica y de sentido común. Si se considera la Filosofía por parte de su etimología, nada más digno del ser humano, como el ser inteligente, que el de la búsqueda del amor a la sabiduría. Al mismo tiempo la filosofía es un saber eminentemente interdisciplinar, ya que emplea las aportaciones de diferentes disciplinas científicas y de distintos tipos de saber, sin limitarse a ninguno de ellos; en este sentido, la filosofía va más allá de las habituales especializaciones del saber científico. 

Este rasgo es una derivación de su carácter general y crítico. Debemos señalar que en filosofía posee un gran valor la actitud interrogativa, y se ha dicho que en ella son más importantes las preguntas que plantea que aquellas respuestas que pueda ofrecer: tal consideración es consecuencia del carácter crítico que caracteriza a la filosofía. Algo así como lo practicado por Sócrates “La Mayéutica”. La Mayéutica es un método con que el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él estaban latentes.

Por otra parte dentro de todas estas ramas se ha desarrollado la que se le llama “Filosofía Técnica” Aunque podemos afirmar que todo hombre o mujer son filósofos, la filosofía ha desarrollado a lo largo de su historia un conjunto de conceptos y métodos que conforman una técnica y una sensibilidad conceptual muy determinada; de ahí que sea necesario destacar el carácter técnico que posee gran parte del trabajo filosófico. Es éste un rasgo que no ha hecho sino aumentar en los dos últimos siglos, cuando el análisis filosófico se ha visto enriquecido con un elevado nivel de complejidad, que exige un conocimiento especializado. Es posible distinguir varias áreas de investigación filosófica: ontología y metafísica (análisis crítico de la estructura de la realidad); teoría del conocimiento, epistemología o gnoseología (análisis del origen, estructura y alcance del conocimiento); lógica (estudio del razonamiento o argumento válido); ética (teoría de la acción humana y de sus valores); estética (teoría de la belleza y del arte); y, por supuesto, la historia de la filosofía. Cabe señalar, asimismo, la existencia de una variedad de análisis filosóficos de determinadas ramas de la ciencia o de la actividad humana, que constituyen áreas especializadas como son la filosofía de la historia, la filosofía de la ciencia, la filosofía del derecho o la filosofía de las ciencias sociales, entre otras.


Si consideramos la Filosofía por parte de su significación real, para reconocer a primera vista su importancia y utilidad basta tener presente: primero; que por medio de ella se desarrollan, robustecen y perfeccionan las facultades del ser humano, y principalmente las intelectuales, por razón de las cuales el hombre se distingue y se eleva sobre todos los demás seres del mundo, lo cual vale tanto como decir que la Filosofía constituye la perfección más noble y característica del hombre como ser inteligente en el orden natural. 
Segundo: El oficio y efecto de la Filosofía es por una parte dirigir y conducir al hombre al conocimiento y posesión de la verdad, y por otra ordenar y dirigir sus acciones morales en armonía con el conocimiento y posesión de Dios como último fin del hombre por medio de la práctica de la virtud: y la virtud y la verdad son los bienes más excelentes, o mejor dicho, los únicos bienes verdaderos a que el hombre debe aspirar en esta vida. San Agustín decía: que puesto que Dios es la misma sabiduría, el verdadero filósofo es aquel que ama a Dios (…) Sentencia que puede acomodarse sin violencia a lo que acabamos de decir de la Filosofía, por más que su sentido natural en San Agustín se refiera a la sabiduría sobrenatural. Tercero: La historia enseña que la Filosofía, a vuelta de muchos y graves errores, ha contribuido poderosamente al desarrollo y progreso de las ciencias, así naturales y físicas como morales y políticas, las cuales todas tienen su base y reciben sus principios de la Filosofía, que viene a ser como el tronco del cual derivan todas aquellas ciencias de una manera más o menos inmediata y directa. Lo mismo puede decirse del desarrollo y progreso de las instituciones sociales y políticas, de la legislación, y en general de los principales elementos y manifestaciones de nuestra civilización. Cuarto: Ni es menos evidente la utilidad de la Filosofía bajo el punto de vista cristiano; pues la experiencia, la historia y la razón enseñan: 1º que la Filosofía abre y prepara el camino para reconocer la verdad de la Religión Católica; 2º que sirve de poderoso auxiliar a la fe, ya para defenderla contra los ataques de los herejes e incrédulos, ya para poner de relieve su verdad y sus ventajas, ya para exponer y desarrollar de una manera racional y científica sus dogmas, y sobre todo y principalmente, para sistematizar la doctrina de la revelación por medio de la Teología, la cual recibe de la Filosofía su organismo científico.


Estoicismo, Epicureísmo y Escepticismo


El período helenístico abarca desde la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.) hasta la invasión de Macedonia por los romanos (148 a.C.). Las ciudades griegas pierden su independencia y Atenas su hegemonía comercial, política y en menor medida la cultural. A las ciudades-Estado suceden las monarquías helenísticas. Hay una situación continua de inestabilidad política. Se acentúan las diferencias entre clases sociales.
• Rasgos de la filosofía en este período:

- Cambia el concepto de «hombre»: Aristóteles hablaba de un «animal cívico», porque sólo la pólis era auto suficiente y sólo en ella podía realizarse plenamente. Hundida la pólis, el ser humano es entendido más bien como «animal social», cuyo marco de referencia es la naturaleza y la humanidad, reclamando para sí la autosuficiencia y autonomía que antes se reconocía a la ciudad.

- Por la inestabilidad de la época, la seguridad personal y la felicidad individual se convierten en las grandes aspiraciones del momento.

- Se busca la seguridad tomando como referencia las leyes inalterables de la Naturaleza, del Cosmos. Se elabora una nueva Física y una nueva Ética de carácter naturalista y cosmopolita.

- La filosofía estoica y epicúrea de la época sistematiza buena parte de su doctrina, pero queda subordinada a los fines prácticos de la existencia: «sabio» no es sólo el que sabe sino «el que sabe vivir»

- La filosofía ahora se concibe como un saber unitario, dividido en lógica, física y ética, pero con una finalidad fundamentalmente moral. La especulación abstracta carece de valor.

- En esta época florecen numerosas escuelas. Hay muchas influencias mutuas pero también muchas polémicas. Eso explica el eclecticismo que vendrá a continuación.

El Epicureísmo


Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la antigüedad, aunque sus ideas fueron poco o mal comprendidas fuera de su círculo de discípulos y apenas se han conservado fragmentos de sus más de cincuenta obras (las conocemos a través de Diógenes Laercio, Cicerón y Séneca). Fuera de Roma, el epicureísmo tuvo uno de sus más ilustres representantes en Lucrecio, autor del poema filosófico De rerum natura. El epicureísmo alcanzó su máxima difusión durante los primeros siglos del cristianismo, atrayendo enormemente a pensadores como San Agustín. Después fue cayendo paulatinamente en el olvido, rodeado de malentendidos. Sólo en el s. XVII se volverían a poner de moda algunas de sus ideas, a través de Pedro Gassendi (1592-1655).

El epicureísmo tenía una finalidad claramente práctica: los epicúreos entendían la filosofía como una medicina del alma. La filosofía no se estudiaba para adquirir cultura, sino para ser feliz.
1. La Física epicúrea se inspira en Demócrito y es materialista. Los dos principios básicos en esta física son: «nada nace de la nada» y «el Todo consiste en átomos y vacío, y es infinito». Los cuerpos son «sistemas de átomos». El número de átomos es infinito, como lo es el espacio vacío, por lo que admitían la posibilidad de que existiera un número también infinito de mundos como el nuestro, que nacen y perecen, aunque el conjunto del universo es eterno e imperecedero.
• Los átomos sólo tienen propiedades: tamaño (variable, pero siempre invisibles e indivisibles) y peso. Se mueven en el vacío por su peso, aunque entre ellos pueden producirse choques y desviarse de su trayectoria, por lo que resulta muy difícil predecir su posición. Su doctrina, por lo tanto, es menos determinista que la de Demócrito, pero sigue siendo mecanicista: nada en la naturaleza sucede en orden a un fin. Todo es causa del movimiento al azar de los átomos, sin que haya intervención divina alguna en el origen o funcionamiento de los mundos. Loscuerpos, resultado de la agregación de átomos, poseen cualidades reales (color, textura, etc.), resultado de su estructura atómica.
• El alma es material y mortal. Es un agregado de átomos muy sutiles que se extiende por todo el cuerpo. La percepción sensible se reduce al tacto (percibir es entrar en contacto con una emanación de átomos por parte del objeto que percibimos) y el pensamiento es una especie de sensación reflexiva producida por la superposición de sensaciones inmediatas. El alma sigue al cuerpo en su destino, y por eso es mortal.
• Epicuro admite la existencia de los dioses; los considera seres inmortales y antropomorfos, que viven en los espacios intermundanos, felices y sin intervenir parta nada en la marcha del mundo. Para Epicuro, blasfemar no es negar que los dioses existan, sino aceptar los caracteres que la gente común les atribuye. Todas las teorías de Epicuro tienen una intención ética. Intentaba eliminar los mitos y las supersticiones para conseguir que los hombres pudieran vivir felices y sin miedo. Por eso polemizó contra la religión popular y la teología astral de Platón. Negaba que la Naturaleza tuviese carácter «divino» o que hubiera sido creada por los dioses para provecho del ser humano. No creía que los dioses pudieran intervenir en los acontecimientos naturales. Consideraba que los fenómenos de la naturaleza podían ser explicados por causas naturales, más verosímiles y aceptables que los mitos. Afirmó que los dioses no tienen por qué inspirar miedo: «es absurdo pensar que seres tan perfectos y felices puedan experimentar sentimientos de ira o venganza. Y nada hay detrás de la muerte: el alma se disipa con el cuerpo y no debe sentirse amenazada por los horrores de ultratumba».
• Respecto al conocimiento, Epicuro sólo considera reales las cosas que pueden ser captadas por los sentidos, única forma válida de conocimiento. Se hicieron famosos sus tres criterios de verdad:
1. La sensación: Es una especie de contacto directo con los objetos o cuerpos que percibimos, pues mediante los sentidos captamos los átomos que proceden de los objetos exteriores. Siempre es verdadera y posee una evidencia absoluta. El error no procede de la sensación, sino del juicio sobre la sensación, que puede ser corregido por sensaciones posteriores.
2. La anticipación: Es una especie de imagen general producida por la acumulación de sensaciones semejantes. Podemos evocarla mediante las palabras, para anticipar así objetos lejanos o futuros. Para ser verdadera, la anticipación debe estar confirmada por la sensación, aunque algunas expresiones sugieren que podía incluir anticipaciones de cosas bastante alejadas de la sensación («proyecciones»).
3. La afección: Placer y dolor son las respuestas inmediatas del cuerpo a la sensación, y por eso fiables.

El Escepticismo

"El escepticismo es la facultad de oponer, de todas las maneras posibles los fenómenos posibles y los noúmenos; y de ahí llegamos, por el equilibrio de las cosas y de las razones opuestas (isostenia), primero a la suspensión del juicio (epojé) y después a la indiferencias (ataraxia)."

El escepticismo toma una actitud contraria al dogmatismo. Esta corriente tiene una posición que el sujeto no puede aprehender al objeto.
"El sujeto cognoscente depende de una serie de factores que le impiden llegar al objeto."
Para comprender el escepticismo es necesario saber que: "El escepticismo como doctrina filosófica tiene dos aspectos: Uno teórico y otro práctico.
Desde el punto de vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la cual no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión absolutamente segura. Desde el punto de vista práctico, el escepticismo es una actitud que encuentra en la negativa a adherirse a ninguna opinión determinada en la suspensión del juicio (epojé), la salvación del individuo, la paz interior."
El escepticismo no pone en duda el fenómeno, sino lo que se dice de él, y esto es diferente del fenómeno mismo.

Origen del escepticismo
El escepticismo empezó propiamente en el siglo III a.C. con Pirrón de Elis y los pirronáicos que fueron llamados escépticos. Pirrón fue influido durante su expedición militar por la silenciosa sabiduría de los orientales.

Sentido y fases del escepticismo griego
El escepticismo griego tiene cuatro etapas bien definidas, aunque propiamente no guardan relación entre sí: El escepticismo, en cuanto actitud negativa ante la validez del conocimiento científico aparece con Pirrón. Su actitud y sentido es moral, al estilo de las escuelas socráticas menores en cuyo marco se encuadra el pensamiento.
La segunda fase del escepticismo se desarrolla en la Academia Platónica en lucha contra el dogmatismo de los estoicos.
El escepticismo reaparece en forma más aguda a finales del siglo I a.C, con Enesidemo y Agripa.
La última fase del escepticismo es representada por Sexto Empírico, médico que perteneció a la escuela empírica del siglo II d.C., quien se proponía destruir toda clase de dogmatismo especulativo, adoptando una actitud práctica empirista ante la realidad.


El Estoicismo

El estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del periodo helenístico, adquirió mayor importancia y difusión. Fundado por Zenón de Citio en el 301 a. C., adquirió gran difusión por todo el mundo grecorromano, gozando de especial popularidad entre las élites romanas. Su período de preeminencia va del siglo III a. C. hasta finales del siglo II d. C. Tras esto, dio signos de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del alto Imperio romano y el auge del cristianismo.
El término estoicismo proviene del lugar en el que Zenón comenzó, en el año 301 a. C., a dar sus lecciones en la Stóa poikilé (en griegoΣτοα, stoa, ‘pórtico’), que era el Pórtico pintado del ágora de Atenas. Pronto atrajo a numerosos seguidores quienes, tras la muerte de Zenón, continuarían y expandirían su filosofía. El estoicismo fue la última gran escuela de filosofía del mundo griego en ser fundada, y continuó existiendo hasta que en el año 529 d. C. el emperador Justiniano clausuró la Escuela de Atenas. La escuela cínica tuvo una clara influencia en la Stoa, esto es evidente desde los inicios de esta, pues las fuentes declaran que su fundador, Zenón de Citio, estudió directamente con un cínico; Crates. Estoicos tardíos, como Epicteto, identificaban al cínico Diógenes de Sínope como dechado de hombre sabio.

El corpus doctrinal del estoicismo se basó en las escrituras de Zenón, hoy en día perdidas; no obstante, se sabe que escribió numerosas obras entre cuyos títulos destacaban: De la vida conforme a la naturalezaDe los universalesArgumentos dialécticos y De las pasiones. Cuando Zenón muere en el 261 a. C. se hacen cargo de la escuela Cleantes y Crisipo. A decir de Laercio, a este último se le debe que el estoicismo perdurase: «Sin Crisipo no habría habido la Stóa». En efecto, Crisipo, que dirigirá la Stóa desde el 232 a. C. hasta su muerte, acaecida en el 208 a. C., fijó el canon del estoicismo, perfeccionó las investigaciones lógicas y sistematizó las enseñanzas de Zenón. Desgraciadamente de su obra sólo han sobrevivido algunos escasos fragmentos y unas pocas referencias hechas por otros autores, resultando complicado discernir qué partes del ideario se deben a Zenón, a Crisipo y a Cleantes. En general, apenas si se han conservado algunos fragmentos de los textos estoicos más antiguos.


Santo Tomas & San Agustín


Santo Tomás

Aborda el tema de la existencia de Dios, procurando conciliar fe y razón; Filosofía y Teología. Su obra cumbre la Suma Teológica se ha considerado como la mejor muestra del pensamiento cristiano. En esta obra, estudia el tema de Dios desde dos puntos de vista: la teología existencial y la teología esencial. Es decir, en primer lugar se ocupa del tema de la existencia de Dios y en segundo lugar de sus propiedades o características. Durante el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino buscó reconciliar la filosofía Aristotélica con la teología agustiniana. Tomas utilizó tanto la razón como la fe en el estudio de la metafísica, filosofía, moral y religión. Aunque aceptaba la existencia de Dios como una cuestión de fe, propuso cinco pruebas de la existencia de Dios para apoyar tal convicción. 

En su filosofía de la política, a pesar de reconocer el valor positivo de la sociedad humana, se propone justificar la perfecta racionalidad de la subordinación del Estado a la Iglesia. Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás organizó el conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe.

En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y otros Padres de la Iglesia , de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus predecesores en la tradición escolástica. Santo Tomás consiguió integrar en un sistema ordenado el pensamiento de estos autores con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina católica. 

El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o separarse radicalmente de su magisterio. En los siglos posteriores a su muerte, la tendencia dominante y constante entre los pensadores católicos fue adoptar la segunda alternativa. El interés en la filosofía tomista empezó a restablecerse, sin embargo, hacia el final del siglo XIX. En la encíclica Aeterni Patris (Del Padre eterno, 1879), el papa León XIII recomendaba que la filosofía de santo Tomás fuera la base de la enseñanza en todas las escuelas católicas. El papa Pío XII, en la encíclica Humani generis (1950), afirmaba que la filosofía tomista es la guía más segura para la doctrina católica y desaprobaba toda desviación de ella. El tomismo permanece como una escuela importante en el pensamiento contemporáneo. Entre los pensadores, católicos y no católicos, que han trabajado dentro del marco tomista, han estado los filósofos franceses Jacques Maritain y Étienne Gilson.

Santo Tomás fue un autor prolífico en extremo, con cerca de 800 obras atribuidas. Las dos más importantes son Summa contra Gentiles (1261-1264), un estudio razonado con la intención de persuadir a los intelectuales musulmanes de la verdad del cristianismo y, sobre todo, Summa Theologiae (que comenzó a escribir en 1265 y dejó inconclusa).












Santo Agustin

San Agustín se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la más absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque es tarea de titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas científicas y matemáticas y alcanzar la divinidad mediante los saberes enciclopédicos. Y aún es más difícil si se posee un espíritu ardoroso que no ignora los deleites del cuerpo. La personalidad de San Agustín de Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos yunques para forjarla.
Aurelio Agustín nació en Tagaste, en el África romana, el 13 de noviembre de 354. Su padre, llamado Patricio, era un funcionario pagano al servicio del Imperio. Su madre, la dulce y abnegada cristiana Mónica, luego santa, poseía un genio intuitivo y educó a su hijo en su religión, aunque, ciertamente, no llegó a bautizarlo. El niño, según él mismo cuenta en sus Confesiones, era irascible, soberbio y díscolo, aunque excepcionalmente dotado. Romaniano, mecenas y notable de la ciudad, se hizo cargo de sus estudios, pero Agustín, a quien repugnaba el griego, prefería pasar su tiempo jugando con otros mozalbetes. Tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo al fin porque su deseo de saber era aún más fuerte que su amor por las distracciones; terminadas las clases de gramática en su municipio, estudió las artes liberales en Metauro y después retórica en Cartago.
A los dieciocho años, Agustín tuvo su primera concubina, que le dio un hijo al que pusieron por nombre Adeodato. Los excesos de ese "piélago de maldades" continuaron y se incrementaron con una afición desmesurada por el teatro y otros espectáculos públicos y la comisión de algunos robos; esta vida le hizo renegar de la religión de su madre. Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Sus intereses le inclinaban hacia la filosofía, y en este territorio encontró acomodo durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina que obviamente no podía satisfacer sus exigencias de verdad.

Sin embargo, el hecho fundamental en la vida de San Agustín de Hipona en estos años es su adhesión al dogma maniqueo; su preocupación por el problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al maniqueísmo, la religión de moda en aquella época. Los maniqueos presentaban dos sustancias opuestas, una buena (la luz) y otra mala (las tinieblas), eternas e irreductibles. Era preciso conocer el aspecto bueno y luminoso que cada hombre posee y vivir de acuerdo con él para alcanzar la salvación.
A San Agustín le seducía este dualismo y la fácil explicación del mal y de las pasiones que comportaba, pues ya por aquel entonces eran estos los temas centrales de su pensamiento. La doctrina de Manes, aún más que el escepticismo, se asentaba en un pesimismo radical, pero denunciaba inequívocamente al monstruo de la materia tenebrosa enemiga del espíritu, justamente aquella materia, "piélago de maldades", que Agustín quería conjurar en sí mismo.
Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384). Durante diez años, a partir del 374, vivió Agustín esta amarga y loca religión. Fue colmado de atenciones por los altos cargos de la jerarquía maniquea y no dudó en hacer proselitismo entre sus amigos. Se entregó a los himnos ardientes, los ayunos y las variadas abstinencias y complementó todas estas prácticas con estudios de astrología que le mantuvieron en la ilusión de haber encontrado la buena senda. A partir del año 379, sin embargo, su inteligencia empezó a ser más fuerte que el hechizo maniqueo. Se apartó de sus correligionarios lentamente, primero en secreto y después denunciando sus errores en público. La llama de amor al conocimiento que ardía en su interior le alejó de las simplificaciones maniqueas como le había apartado del escepticismo estéril.
En 384 encontramos a San Agustín de Hipona en Milán ejerciendo de profesor de oratoria. Allí lee sin descanso a los clásicos, profundiza en los antiguos pensadores y devora algunos textos de filosofía neoplatónica. La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal; igualmente decisivo en la nueva orientación de su pensamiento serían los sermones de San Ambrosio, arzobispo de Milán, que partía de Plotino para demostrar los dogmas y a quien San Agustín escuchaba con delectación, quedando "maravillado, sin aliento, con el corazón ardiendo". A partir de la idea de que «Dios es luz, sustancia espiritual de la que todo depende y que no depende de nada», San Agustín comprendió que las cosas, estando necesariamente subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún caso como sustancia.


Pensamiento Moderno


El abigarrado cuerpo de ideas que conforma el pensamiento moderno no obedece a hechos programados, ni menos, a un estado de ideas que hayan emergido en forma fortuita. Han de acontecer una sucesión de situaciones y hechos de distinta naturaleza que van a encontrar el clímax de su cristalización en la Revolución Francesa.

Anterior a la Revolución Francesa, el origen de la Modernidad podemos remontarlo al siglo XVII cuando Galileo sienta las bases de lo que pasará a reconocerse como la ciencia moderna. Incluso, podríamos remitirnos al periodo de la Reforma, en el siglo XVI, cuando el hombre logra la libertad espiritual y de conciencia religiosa. Otros prefieren ver su origen en el siglo XIV y XV tomando como referencias la invención de la imprenta, el reloj mecánico o el descubrimiento de América. Sin embargo, al margen del hecho histórico que pueda identificar su origen, lo cierto es que éste viene a representar el punto de quiebre de la sociedad feudal, tanto en el orden intelectual, social, cultural como en el político. La Modernidad viene a describir una determinada concepción del hombre y del mundo en la que participan principios culturales provenientes de los campos más diversos. Si bien sus principios se originan en la Europa de los siglos XVI y XVII, contendrá elementos posteriores que se irán incorporando en los siglos siguientes. La incorporación de nuevos elementos nos presentan una Modernidad que se caracteriza por la planetización de todos los procesos de modernización y, por tanto, la universalización de los principales problemas que afectan a nuestras sociedades. La historia moderna reconocerá un fenómeno histórico-cultural que se centrará en tomo a aquel esfuerzo tendiente a romper las cadenas de todo determinismo que atente contra la legítima autonomía del hombre como ser racional y libre.

La Modernidad ha sabido probar que al hombre le ha sido posible gobernarse por sí mismo, tomar sus propias decisiones, pensar y sentir como mejor lo creyese conveniente. Los principios de la democracia política, de la autonomía religiosa, del secularismo, etc. han sabido dar expresión al anhelo de libertad desde ópticas distintas. Prontamente se fueron rompiendo las cadenas que habían oprimido a los hombres por siglos, siendo este hecho, precisamente, el mayor atributo logrado por el hombre moderno. Ciertamente, el hombre había vencido finalmente a las fuerzas de la naturaleza adueñándose de ella y se había sacudido de la dominación de la Iglesia y del Estado absolutista. La abolición de la dominación exterior parecía ser no sólo una condición necesaria, sino también imprescindible para alcanzar el objetivo anhelado por las generaciones precedentes, vale decir, la libertad plena del individuo.


ELEMENTOS CONSTITUTIVOS


Proyecto emancipatorio

La Modernidad, en su fundamento esencial, constituye la visión afirmativa de un proyecto de emancipación humana. Bajo esta visión entroniza en los pensamientos avanzados de la época la necesidad de una igualdad, no en el sentido de la constitución biológica o en la posesión de bienes materiales, sino una igualdad como sinónimo del derecho del hombre a tener una libertad autónoma para darse sus imperativos categóricos como único modo posible de lograr alcanzar sus anhelos y sus fines. Se postula, por tanto, que en toda convivencia bien organizada hay que colocar como fundamento el principio de que todo ser humano es «persona», es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y de voluntad libre y que de esa naturaleza nacen al mismo tiempo derechos y deberes que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente inalienables.


La razón 

El Renacimiento tendrá una importancia capital en la historia de las ideas y de la cultura de Occidente, no tanto por las formidables expresiones artísticas que produjo, sino por la revolución que origina en el orden axiológico, el de los valores.

Debemos partir del hecho de que la sociedad feudal era esencialmente vertical en su estructuración estamental. El Renacimiento establece en cambio un nuevo centro en el mundo: «el hombre» que progresivamente se irá convirtiendo en la medida de todas las cosas. Es una visión antropocentrista en la que el hombre pasa a ser autosuficiente y autónomo. En el plano axiológico, la filosofía encuentra su justificación en el «racionalismo», y la ciencia, en su afán por alcanzar el «progreso».



Carácter progresivo del proceso histórico 

Lo propio de la Modernidad será el progreso. Los hombres se proyectan hacia el mañana y los pueblos subordinan las preocupaciones de sus orígenes a la búsqueda de una proyección hacia su nuevo destino. La fe en el progreso permite confiar en que el futuro será no sólo diferente, sino mejor, y que será tarea de los hombres llevar a cabo las transformaciones de las condiciones presentes. Pero se puede decir que en todas las épocas ha estado presente el progreso, lo cual es un hecho cierto, pero no es menos cierto que en periodos anteriores este progreso se hacía perceptible después de varias generaciones.
Los únicos cambios radicales que se conocían antes correspondían a aquellos que se sucedían por efecto de las guerras y de los fenómenos de la naturaleza. Sin embargo, estos cambios no siempre jugaron en función de un mayor progreso, sino que, por lo general, representaron distintos grados de decadencia. Es por ello que el progreso corresponde por entero a un concepto que debemos asociar al tiempo y al hombre moderno, en la medida que es sólo en esta época cuando los cambios se caracterizan por un dinamismo siempre creciente.


La secularización 

El hombre moderno empieza a valerse por sí mismo con entera autonomía y sin auxilio alguno de poderes extraños, lo que lo lleva a secularizarse, esto es, considerar que el destino último se juega en la tierra y que, en última instancia, debemos rendir cuenta de nuestras vidas a nosotros mismos y no a fuerzas superiores.

Eurocentrismo 

Si examinamos los elementos centrales que configuran el pensamiento moderno, tanto en lo que dio origen a la emancipación económica, política y religiosa como los principios racionales y seculares, entre otros, no podemos sino inferir que la Modernidad en su origen y desarrollo corresponde a un pensamiento eurocéntrico. Pero, siendo un pensamiento eurocéntrico, su práctica histórica la irá extendiendo progresivamente al resto de las regiones del mundo siendo asimilada por otras culturas que tradicionalmente se sostenían como diferentes. Así, aunque no podría asegurarse del todo que todas las regiones del mundo participan de los principios y fundamentos que estructuran la Modernidad, ello no quita mérito para que la Modernidad represente, en nuestros días, un fenómeno y un tiempo histórico de estatuto universal.








Idealismo Alemán


Kant provocó en Alemania un impacto notable. Pero no es posible explicar el idealismo alemán únicamente como un simple desarrollo de la doctrina kantiana. Hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, la derrota ante Napoleón plasmaba un desmembramiento político secular. Alemania estaba dividida y atrasada social y económicamente respecto a Francia e Inglaterra. Fitche escribiría en 1808 un vibrante llamando a la nación alemana, en tanto esta no existía como tal y debía hacerse a sí misma con libertad para comenzar su propia historia.

El idealismo alemán, recoge esta preocupación por la libertad y la unidad frente al extranjero, esa pasión por la nación alemana, por analizar el concepto de pueblo (volkgesit). Los movimientos nacionalistas coinciden con este clima intelectual. Los temas principales de los filósofos idealistas serán entonces:

  1. Desarrollo de la doctrina kantiana: Kant fue, en efecto, el punto de partida. Iniciador y maestro, no escapó a la crítica ni fue seguido fielmente. Pero no todo se redujo a él.
  2. Preocupaciones religiosas: aparece un espíritu heterodoxo de carácter místico o panteísta. En el idealismo se plantea el problema de la relación entre lo finito y lo infinito, la relación entre filosofía y religión.
  3. Interés por el mundo clásico: en la madurez de Goethe y en la mayoría de los románticos. Es un referente permanente para Hegel.
  4. La estética: Lo bello, adquiere como categoría, una importancia relevante, ya Kano se había ocupado de estudiarla. Schiller habría dicho: "Para resolver en la experiencia el problema político es preciso tomar el camino de lo estético, porque a la libertad se llega por la belleza".
  5. La dimensión histórica
  6. El romanticismo: La pasión por el infinito, la fusión con la Naturaleza, la identificación de filosofía, poesía y religión, la fuerza creativa del hombre, da a lugar una interesante cooperación en la cual los poetas se inspiran en los filósofos.
  7. Carácter teórico: los desarrollos teóricos del idealismo no conducen a revoluciones sociales o políticas.
El Idealismo alemán es una escuela filosófica que se desarrolló en Alemania a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Surgió a partir de la obra de mmanuel Kant en los años 1780 y 1790, vinculado estrechamente con el Romanticismo, la Ilustración y el contexto histórico de la Revolución francesa y las posteriores Guerras Napoleónicas. Los principales pensadores del movimiento fueron, además del propio Kant; Fichte, Schelling y Hegel.
Los tres últimos reaccionaron fuertemente al libro Crítica de la razón pura de Kant. También pertenecen a la escuela filósofos de talla menor, como  Jacobi , Schulze ,Reinhold  y  Schleiermacher. 

En filosofía, el término idealismo designa las teorías que —en oposición al materialismo— sostienen que la realidad extramental no es cognoscible tal como es en sí misma, y que el objeto del conocimiento está preformado o construido por la actividad cognoscitiva.
Las distintas variantes de idealismo postulan distintos principios que modelan y conforman nuestra imagen del mundo de una manera determinada; la entidad en sí de lo real permanece en principio incognoscible, aunque la reflexión permita aproximarse asintóticamente a un conocimiento más refinado, en las teorías del idealismo subjetivo o trascendental.
En el caso de las teorías del idealismo objetivo, esta doctrina epistemológica se complementa con la teoría metafísica de que el objeto conocido no tiene más realidad que su ser pensado por el sujeto; mediante la autoconciencia de éste, la verdadera esencia del objeto se desvela como la actividad subjetiva de pensamiento como algo real y lo no abstracto. Tal definición corresponde en concreto a Kant. No obstante Kant es al mismo tiempo materialista, pues contempla la existencia del mundo exterior, independientemente del hombre, cognoscible para éste, aunque no en su totalidad: la «cosa en sí» es para Kant un residuo del materialismo. El objeto del conocimiento es conocer y ello no es una actividad exclusiva del hombre.


Métodos de la Filosofía

El método es un camino, un modo de obrar ordenado para hacer una cosa. En filosofía significa el procedimiento que se sigue para la búsqueda de la verdad y también para transmitir esos conocimientos. El método socrático es la mayéutica, que consiste en encontrar definiciones por medio de preguntas, cuyas respuestas se van descartando hasta llegar a conocer lo esencial de cada objeto.


Platón, siguiendo a Sócrates, se centra en las definiciones de lo universal, a partir de hipótesis, utilizando las ideas mismas y el razonamiento abstracto de la inteligencia, y con el método dialéctico, llega a las conclusiones que derivan de los primeros principios. El método aristotélico trata de obtener el conocimiento de las causas, por medio de la deducción, (de lo general abstracto a lo singular concreto), de la inducción, (de lo particular se infiere lo universal) y de la analogía (de la relación de semejanza entre cosas distintas). El método cartesiano, de Descartes, promueve la duda como método y considera conocimiento a todo lo que se basa en un criterio de evidencia. El método de Immanuel Kant, es la razón, y se fundamenta en el análisis de las condiciones “a priori” del conocimiento. Kant parte del racionalismo y recibe influencias del empirismo, principalmente de Hume.

Kant se dedicó al análisis de dos nociones importantes, la existencia, predicable, no deducible analíticamente del sujeto; y la causalidad, cuyo fundamento es la experiencia.

Según Kant, el conocimiento humano tiene una intuición receptiva, el espacio y el tiempo, que son determinaciones formales singulares de la sensibilidad, condiciones “a priori” de los fenómenos. La diversidad empírica se ordena según formas “a priori” y su resultado son los fenómenos.
El método fenomenológico, cuyo principal representante es Husserl, Edmund (1859-1938), intenta llegar al conocimiento de las esencias de las cosas por medio de la reducción fenomenológica, que sucesivamente va apartando del objeto todo lo que no es esencial. El método dialéctico que comienza con Plotino, filósofo helenístico (204-270), reduce la realidad a un uno activo, libertad absoluta, del que emana gradualmente y sin corromperlo la multiplicidad; y continúa con la dialéctica de Hegel y con el materialismo dialéctico de Marx, que se basa en los conceptos de movimiento, cambio, transformación y desarrollo.

El auge de las ciencias naturales a partir del siglo XVIII dio impulso a la formulación de nuevos métodos no tradicionales en filosofía, como el estructural, que se basa en el análisis de las estructuras formales características de cada fenómeno u objeto; el genético, que tiene como fundamento el análisis del desarrollo temporal de los fenómenos; el histórico comparativo que se utiliza para el estudio de los fenómenos culturales, el psicoanalítico, que se basa en la aplicación de la teoría de las asociaciones libres y de la transferencia, a partir del Psicoanálisis de Sigmund Freud; el constructivo, que estructura sistemáticamente los objetos que pueden ser considerados en un sistema y las aseveraciones que acerca de ellos se hagan.
Los métodos no se agotan en la medida que surjan nuevas formas de acceder al verdadero conocimiento